En los albores de la Sociedad de la Información, el conocimiento y la información son recursos esenciales para el desarrollo humano, entendido como el aumento de opciones y libertades para vivir una vida digna. Es por eso que las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones se han convertido en herramientas estratégicas para el desarrollo, tanto individual como colectivo.
La necesidad aprovechar las TIC para impulsar el desarrollo ha sido sobradamente fundamentada en foros y organizaciones internacionales, como el CAD/OCDE, Naciones Unidas, los G77 y G8, o la Cumbre Mundial para la Sociedad de la Información.
El propio secretario general de la ONU, Kofi Annan, ha sido un decidido promotor de la integración de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. En su “Informe del Milenio” destacaba el aprovechamiento de las TIC para el desarrollo como una prioridad a corto y medio plazo: “Las nuevas tecnologías brindan una oportunidad sin precedentes a los países en desarrollo (...) Hay que hacer todo lo posible para maximizar el acceso de sus pueblos a las nuevas redes de información”.
Igualmente, entre las recomendaciones de la Cumbre Mundial para la Sociedad de la Información, está la integración (mainstreaming) de las TIC en la cooperación al desarrollo: “Las TIC deben incorporarse plenamente en las estrategias de asistencia oficial para el desarrollo, a través de un intercambio de información y una coordinación más eficaz entre los donantes y por medio del análisis y el intercambio de prácticas óptimas y enseñanzas extraídas de la experiencia adquirida con los programas de TIC para el desarrollo.”
La Comisión Europea también definía en el comunicado 770/2001 que, “si bien no se deben considerar las TIC como sector prioritario para la cooperación comunitaria al desarrollo, si que representan un instrumento importante para una entrega más eficiente y efectiva de la ayuda y se han de reconocer como un elemento cada vez más importante en el tejido económico y social de todos los países del mundo”.
Además, reconoce que “ayudar los pobres a obtener acceso a las TIC puede efectivamente contribuir a la lucha contra la pobreza”.
Asimismo, el Plan Director de la Cooperación Española contiene varias referencias al papel de las TIC en la cooperación, y dedica en su capítulo 8 “Calidad de la Ayuda”, un apartado específico dedicado a las tecnologías de la información y las comunicaciones. En el mismo se indica que: “Se valorará la utilidad de las TIC como herramientas al servicio de los objetivos planteados en los distintos sectores estratégicos prioritarios. Con eso, se responderá, además, al requerimiento fijado en el objetivo 18 del ODM 8: Hacer accesibles, en colaboración con el sector privado, los beneficios de las nuevas tecnologías, en especial de la información y las comunicaciones".